Primeros Pasos 4

Y un día tuve hambre. Salí a pedir comida desesperado. No era que fuese gula ni otro de mis excesos. Sencillamente sentía hambre. Me inventé profesiones y actividades varias para poder comer. Viajé desnudo por el mundo, coseché amistades y hasta armé una familia. Sin embargo seguía con hambre. Me compré una casa y un bonito vehículo en donde transportaba a los míos. Pero seguía con hambre. Picotee de diversos platos más ninguno llegó a saciar la angustia de mi desnutrido ser. Lloré, imploré, bucee en mi memoria y rescaté recuerdos que aliviaron momentáneamente mi angustia. Me senté a sonreir bajo un sol de otoño. Pedí limosna. Robé y mentí e igual seguí con hambre. Quise regresar al lago más ya había crecido demasiado. Debería continuar mi andar famélico y desnutrido. De repente sospeché que la mía no era una hambruna terrenal y me hice budista. Hoy ando viajando por el mundo repartiendo folletos en los aeropuertos. Encontré la paz espiritual...y sin embargo sigo con hambre. Mis amigos me dicen sino habré nacido bajo el signo de Tauro. Yo en esas cosas no creo. Sigo débil. Le extraño. Extraño a mi amiguito del lago, aquel que me ofrecía golosinas a cambio de nada.